El pasado día 3 de noviembre tuvo lugar la XVII Travesía de la ruta del Jabugo, con una distancia de aproximadamente 58 km y un desnivel positivo de más de 2.000 metros. Un numeroso grupo de nuestro club, 11 personas, se dipuso a acometerla, en concreto, Josep de los Galanes, Miguel Elías, Ángel Fernández, Sergio Fernández, Rocío Guerra, Leli, Isaura, Juan Carlos Rey, Pedro Navas, Ernesto y el que suscribe. Unos cuantos, aprovechando que había puente para los escolares, decidimos irnos con las familias desde el jueves a esta magnífica sierra, el resto del equipo lo hizo el viernes.
Escribir de esta travesía se hace harto difícil, no porque sea mala, sino por todo lo contrario, es tan impresionante y bonita que cuesta no caer en una reiteración continuada de adjetivos que te llevan al final al mismo adjetivo: preciosa, y lo demás si se quiere son epítetos que siguen adornando el mismo adjetivo. En definitiva, para mí es la segunda travesía mejor del campeonato andaluz, ya que la primera es la nuestra lógicamente, Tejeda-Almijara 😛 . Fuera de bromas, merece la pena hacerla aunque esté en la otra punta de Andalucía.
Como decía anteriormente, cuesta describir los paisajes que se van sucediendo conforme va pasando el día donde domina un bosque húmedo y agradable, en una sucesión ininterrumpida de castaños y preciosos robles de Quercus Pyrenaica, quejigos, durillos, etc, aderezados por un sinfín de hongos que fuimos viendo a lo largo del camino y en los que por desdicha de Josep, no podíamos detenernos para recogerlos, aunque le dio tiempo a encontrar una deliciosa Amanita caesarea, la cual pudimos comprobar más de uno que cruda estaba exquisita.
Este año se agregaron nuevos tramos que fueron un acierto porque nunca se había pasado en anteriores ocasiones, y me refiero especialmente a la ribera del río Jabugo, siendo uno de los itinerarios más representativos y espectaculares de todo este Parque Natural.
Si además de recorrer uno de los paisajes más bellos de Andalucía le añadimos una organización exquisita y pulcra en el rutómetro y en los avituallamientos, pues tenemos la combinación perfecta en la que uno disfruta de verdad en una travesía. Desde estas líneas quiero agradecer expresamente a Francis Dorrego por su amabilidad, dedicación y amistad, ya que hizo de Cicerone en muchas ocasiones para nuestro club de los lugares que íbamos recorriendo.
Como suele ser habitual todos los miembros del grupo terminamos en tiempo y forma, y la organización nos obsequió con un magnífico arroz serrano acompañado de cervecitas y refrescos variados. El año que viene prometemos repetir 😉 .