Crónica escrita por nuestro compañero Ángel Fernández:
Este sábado 18 realizamos un ensayo más para preparar la Travesía de Resistencia. En esta ocasión con la intención de reconocer el nuevo tramo que enlazará la cumbre de La Maroma con Alcaucín. Para esta edición se pretende recuperar en la prueba el paso por la Loma de Las Víboras y el Área Recreativa del Alcázar, dando con ello una panorámica diferente a la de las últimas ediciones, por la orientación norte y por el aspecto tan imponente que ofrecen los barrancos y la masa forestal entorno al Alcázar. Este trazado ya se había utilizado en el pasado para la travesía, pero lo había sido en nocturno y en subida, no habíamos ofrecido por ello la posibilidad de disfrutar del paisaje que brinda.
Reconocer una bajada desde La Maroma implica, como es evidente, que primero hay que subir a su cima, de modo que, puesto que la llegada era Alcaucín, lo propio era partir de allí y por la vía más directa posible.
Y a ello nos pusimos, con el prólogo obligado del café con huevos fritos y ajos que nos prepara Eugenio en su local del Puente de Don Manuel. Ya desayunados comenzamos la subida por la vereda que parte del colegio de Alcaucín, reproduciendo la ruta que hemos utilizado en la travesía estos años atrás para descender de La Maroma. El tiempo acompañaba en esos primeros instantes, pero en lo alto se observaban nubes, lo que hacía suponer que tendríamos niebla, quizás viento y frío a medida que ganáramos altura. Ya antes de la zona de Proa del Barco tuvimos que abrigarnos, aunque la visibilidad era buena y no teníamos necesidad de recurrir al apoyo del GPS. Sin embargo, la marcha iba más lenta de lo esperado y para no acumular retraso decidimos no llegar a la cumbre, rodeándola por el oeste sobre la cota 1800, ligeramente por encima de los Tajos del Púlpito. Pedro se puso en cabeza y en pocos minutos estábamos ya en la vereda de bajada, nuestro objetivo. Comenzaba entonces el ensayo de la travesía para lo que estábamos allí.
La vereda discurre con claridad, bien marcada y cómoda de llevar. Lejos queda, veinte y dos años atrás, en la primera edición de la travesía, cuando, a la luz de frontales, con niebla, viento y mucho frío, en ese mismo punto y sin el apoyo del GPS, nos debatíamos sobre cómo llegar a cumbre y voltear hacia el sur, hacia Cómpeta, nuestro destino entonces. No fue el caso este sábado, de la mano de Pedro todo resultó fácil, cuando no lo es. Y así, después de una breve parada para comer, nos plantamos en el carril que llega a Loma de las Víboras. La ruta continua por este carril hacia el Área Recreativa del Alcázar, aunque un poco antes de llegar nos desviamos para buscar la senda botánica que nos acerca al área recreativa con otra perspectiva. Esta variante fue muy bien acogida por los compañeros. A continuación, de nuevo carril para llegar a Alcaucín, aunque también con una variante a la altura de Los Barracones para llegar por la misma vereda, por la que partimos a primera hora de la mañana. Eran las seis de la tarde, un poquito más y hubiéramos necesitado frontales.
El ensayo resultó productivo. La ruta clara y cómoda, las vistas espectaculares. La compañía inmejorable.