Crónica escrita por nuestro compañero Ángel Fernández.
Escribo esta breve crónica unos días después de la actividad. Apenas me acuerdo ya de los rasguños que nos brindo ese matorral tan de esta tierra, y tan seco este año, que ocupaba buena parte de alguna de las veredas que utilizamos haciéndolas invisibles. Y es que esta ruta circular utilizaba alguna que otra vereda con muy poco uso, que el tiempo y la vegetación se han ocupado de reclamar.
Partimos de Sedella por sus estrechas y recién renovadas calles. Quien no haya ido a Sedella recientemente debe procurarse una visita, no solo por su entorno y la sierra, también por el embellecimiento de sus calles con un empedrado de guijarros y multitud de mosaicos y decoraciones. El camino entre Sedella y Salares discurre entre fincas atravesando el río (arroyo) de La Fuente que llevaba un hilo de agua.
Tuvimos que abandonar el camino originalmente previsto porque, por su proximidad al arroyo, estaba totalmente desecho y perdido por avenidas de agua y la ocupación de las propias fincas. Improvisamos por una vereda que nos llevó hasta la carretera ya a la entrada de Salares.
Salares es otro más de los preciosos pueblos serranos de la Axarquía. Calles estrechas, empinadas y empedradas, que atravesamos hasta llegar a su puente medieval sobre el río de Salares. Este puente tiene una bella estampa, allí que nos dedicamos alguna que otra foto. De este punto continuamos por la vereda de la Gran Senda de Málaga para ir ganando altura. Esta parte de la ruta es especialmente atractiva, con bonitas vistas hacia el pueblo de Salares, fincas, masas de árboles y el mar al fondo. En el cortijo Casa de Haro paramos a tomar un tentempié.
Después, nos dirigimos hacia el norte, entrando en el Parque Natural y tomando un carril forestal en dirección a la loma del Cuascuadra. No sin antes haber sorteado una torrentera que había roto la vereda totalmente.
Metidos en la masa forestal abandonamos el carril para girar hacia el oeste en dirección a Sedella. En ese punto la vereda estaba muy cerrada por la vegetación, costó trabajo seguirla, incluso parecía que el track que llevaba me engañaba porque no se veía vereda por ningún lado. Pero sí, estaba allí, perdida por el poco uso, rota en más de un lugar y con matorral recuperando el terreno. En fin, nos entretuvo un poco más de la cuenta. Finalmente nos incorporamos de nuevo a la Gran Senda tomando ya un camino franco hacia Sedella pasando por el cortijo de La Herreriza y el puente medieval.
Una buena jornada, una ruta variada y entretenida y una magnífica compañía que cerramos con alguna que otra cerveza y raciones en el bar.